¿Cuáles son los efectos de una mala nutrición durante el embarazo?
El embarazo se define como el periodo entre la concepción y el nacimiento del bebé, dura aproximadamente 9 meses, pero se debe contabilizar por semanas que son entre 38 y 39 semanas. Durante este periodo es donde ocurre el mayor proceso de crecimiento y desarrollo de un ser humano, es un periodo muy crítico por lo tanto cualquier comportamiento materno afecta positiva o negativamente el desarrollo del bebé, es por esto que el estado nutricional de la madre es el principal determinante de la salud fetal.
Las carencias nutricionales antes de la gestación y durante la misma, podrían afectar tanto al estado de salud de la madre como al del niño, incluso después del parto. El estado de salud y nutricional de la mujer antes de la gestación, condiciona su propia fertilidad, el riesgo de sufrir un aborto o incluso que los hijos sufran alguna malformación. Por ejemplo, la carencia de ácido fólico antes de la concepción y durante las primeras semanas de gestación, incrementa el riesgo de la aparición de espina bífida en los bebés. Otras situaciones como un control excesivo de peso corporal, anorexia, obesidad, consumo de cigarrillo, café y alcohol, pueden afectar a la fertilidad.
El estado nutricional de la madre antes del embarazo, tiene un impacto mayor en el peso del niño al nacer, que el incremento de peso durante el embarazo. La alimentación durante la gestación determina no solo la salud materna si no el crecimiento y desarrollo fetal, así como la salud del bebé al nacer.
La malnutrición hace referencia no solo a estar con bajo peso si no también al exceso de peso ya que en ambos casos se presenta déficit de nutrientes, en Colombia el 50% de las mujeres en embarazo sufren de malnutrición.
En el embarazo es muy importante suplementar con diferentes macro y micronutrientes que van a permitir no solo el adecuado desarrollo del bebé, sino que también permite que la salud de la mamá no se deteriore, ya que si el feto necesita estos macro y micronutrientes y la mamá no lo obtiene de la dieta, lo obtendrá de las reservas de la madre causando un desequilibrio en la salud de esta. Dentro de la suplementación no solo deben ir vitaminas y minerales si no también macronutrientes como proteínas, carbohidratos y grasas ya que cada uno de estos ayudan a diferentes procesos durante la gestación y la lactancia.
Después del parto, la nutrición del lactante debe estar garantizada mediante la leche materna. Existe una relación entre el estado nutricional de la madre y la composición de la leche materna y, por lo tanto, el aporte de nutrientes al lactante, lo cual puede condicionar su salud. Pese a la gran importancia que tiene un adecuado estado nutritivo materno, se observan niveles séricos deficitarios en vitaminas A, E, C, B2, B1, calcio y zinc en madres gestantes y en leche materna, por lo que es importante identificar y prevenir estos desequilibrios antes de la concepción y durante el embarazo y la lactancia.
Los déficits nutricionales maternos que conducen a restricción del crecimiento intrauterino que alteran el desarrollo de órganos y en la estructura y funcionalidad de los tejidos. Como respuesta a la desnutrición dentro del útero, él feto se adapta a esta situación de escasez y puede tener dificultad de adaptación ante un consumo abundante de alimentos después del nacimiento, aumentando así su propensión a la obesidad y al padecimiento de enfermedades cardiovasculares y metabólicas en la vida adulta.